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viernes, 10 de septiembre de 2021

Las cinco claves del viaje del papa Francisco a Budapest y Eslovaquia. NSI

 

El papa Francisco se dispone a iniciar su 34.º viaje apostólico fuera de Italia con motivo de su visita a Budapest (Hungría) y Eslovaquia, del 12 al 15 de septiembre próximo. 

I.Media - publicado el 10/09/21
Mo Wu | Shutterstock

1A BUDAPEST, NO A HUNGRÍA

Es el primer destino anunciado por la Santa Sede en el vuelo de regreso de Irak el 8 de marzo de 2021. El viaje del papa Francisco a Budapest fue presentado enseguida como un simple desplazamiento en el marco del Congreso eucarístico y no como una visita de Estado, como sí es el caso de Eslovaquia. Este formato, restringido a una sola jornada, ya había sido observado con motivo de la visita del Pontífice argentino al Parlamento europeo en Estrasburgo en 2014 y por el 70.º aniversario del Consejo ecuménico de las Iglesias en Ginebra en 2017.

De modo que el Papa solamente permanecerá una mañana en la capital húngara, el tiempo justo de celebrar la misa de conclusión del Congreso eucarístico internacional tras haberse reunido con los obispos del país, con representantes de las otras religiones cristianas y del judaísmo, así como con las autoridades políticas.

La cuestión del encuentro con el primer ministro Viktor Orbán ha dado mucho que hablar estos últimos días tras una declaración sorprendente del papa Francisco a una radio española en la que confesaba no saber si iba a reunirse con él. Como la presencia del primer ministro húngaro aparece inscrita oficialmente en el programa, se ha planteado, como es natural, la cuestión de la oposición política entre los dos hombres.

Esta oposición entre los dos hombres nunca se ha manifestado públicamente, pero la manera en que las dos personalidades reaccionaron a la crisis migratoria de 2015 puso de manifiesto dos concepciones diametralmente opuestas. Cuando miles de migrantes atravesaban los Balcanes hacia Europa, huyendo sobre todo de la organización Estado Islámico, el primer ministro húngaro decidió colocar una alambrada de espinos en su frontera con Serbia para impedirles pasar.

Este año, en un mensaje dirigido a la comunidad de Sant’Egidio –una asociación de laicos católicos implicada especialmente en la acogida a migrantes–, el papa Francisco criticó vigorosamente la violencia de los islamistas que empujaba al exilio de muchos sirios e iraquíes. Sin embargo, denunció también la violencia que consiste en “levantar muros y barreras para bloquear a quien busca un lugar de paz. Es violencia rechazar a quienes huyen de condiciones deshumanas en la esperanza de un futuro mejor”. Todos los comentaristas del momento vieron en esta declaración una crítica contra la política húngara.

La oposición de ambos en múltiples temas –en particular sobre la cuestión europea o sobre el populismo– ha provocado muchas especulaciones, sobre todo en relación a la ausencia de reunión entre los dos.

Y la elección de una “auténtica visita de Estado” a la vecina Eslovaquia también ha sido leída como una decisión política con vistas a poner en valor a Eslovaquia a expensas de Hungría. Más aún dado que una fuente diplomática eslovaca ha confirmado a I.MEDIA   que las buenas relaciones con la presidenta eslovaca vecina Zuzana Čaputová, política de centro-izquierda pro-Europa y con la cual el papa Francisco se reunió hace menos de un año, habían sido un elemento clave en la decisión del Pontífice.

2RENDIR HOMENAJE AL CONGRESO EUCARÍSTICO

Aunque el paso del Papa por Budapest será breve, será uno de los momentos fuertes de este viaje por Europa central. Además, será a partir de este evento que se construirá la continuación del viaje por Eslovaquia, como explicó el Pontífice a los periodistas durante el vuelo de regreso de su viaje a Irak.

Con esta participación, el papa Francisco se coloca en el camino de sus predecesores, quienes, muy pronto, quisieron poner en valor esta iniciativa rindiendo homenaje a la Eucaristía. Sin desplazarse, León XIII respaldó el primer Congreso eucarístico organizado a finales del siglo XIX en Lille para profundizar en el conocimiento y la adoración de la Eucaristía. El primer Papa en participar oficialmente fue Pío X –apodado por algunos “el Papa de la Eucaristía”– en 1905 durante el primer Congreso en Roma.

Muchos años después, Pablo VI presidió personalmente los debates de dos congresos: el de Bombay (1961) y el de Bogotá (1968). Juan Pablo II siguió su ejemplo al participar en los de Nairobi (1985), Seúl (1989) y Sevilla (1993). El Pontífice polaco se dirigió luego al organizado en su país (1997) y, finalmente, acogió el Congreso en Roma en 2000. Benedicto XVI nunca ha participado en este evento.

Para el papa Francisco –que desea que este viaje esté “marcado por la adoración y la oración”–, se tratará de su primera participación; además, ya ha anunciado que irá también al próximo Congreso eucarístico, organizado en Ecuador en 2024.

3UN VIAJE “AL CORAZÓN DE EUROPA”

Durante el Ángelus del 5 septiembre de 2021, es decir, una semana antes de dirigirse a Budapest y luego Eslovaquia, el papa Francisco habló de un viaje “al corazón de Europa”. Una realidad geográfica que es uno de los eslóganes de Eslovaquia, según ha explicado a I.MEDIA el embajador de Eslovaquia ante la Santa Sede, Marek Lisánsky.

Eslovaquia es también un corazón espiritual: es el primer país en haber sido cristianizado en Europa central. En 828, Pribina, príncipe de Nitra y una especia de Clodoveo I a la eslovaca, hizo construir la primera iglesia de toda la región. Casi 1200 años después, estas raíces antiguas han hecho de Eslovaquia un país sólidamente cristiano: un 65 % de la población es católica y cerca del 85 % es cristiana.

Por último, Eslovaquia es un buen alumno de la Unión Europea, a la cual se integró en 2009; todo un cambio veinte años después del fin de la era comunista. Esta entrada en la UE desempeñó un papel muy positivo en el desarrollo del país, según subraya el embajador Marek Lisánsky.

Este triple anclaje geográfico, espiritual y político de Eslovaquia, el de un miembro discreto pero activo del aparato multilateral europeo situado en el corazón del viejo continente, puede hacer del país el lugar ideal para que el Papa lance una nueva llamada a la refundación de la comunidad europea.

Esta cuestión europea es, además, uno de los leitmotiv del pontificado de Francisco y de su diplomacia. El Papa podría, como en sus anteriores discursos sobre Europa, hacer referencia a la misión esencial que debe desempeñar Europa en el mundo y recordar el sueño que mantuvo, tras la guerra, uno de los Padres de Europa, Robert Schuman, al cual la Iglesia acaba de reconocer como venerable.

Y, por el contrario, en este país marcado a fuego por los autoritarismos del siglo XX –la ocupación nazi y luego la integración al bloque soviético–, el líder de la Iglesia católica podría advertir contra los peligros que representan según él los repliegues nacionalistas y las tentaciones populistas, como ya ha comentado en numerosas ocasiones.

4ESLOVAQUIA, MOSAICO Y FRONTERA

Una característica poco conocida de Eslovaquia es su diversidad étnica. Este pequeño país de menos de 6 millones de habitantes alberga trece minorías, entre ellas una importante comunidad magiar (que representa cerca de un sexto de la población eslovaca), pero también rom (o etnia gitana), checos, polacos, rutenos, ucranianos y alemanes. Esta diversidad se expresa en una multiplicidad lingüística que recuerda la antigua pertenencia de Eslovaquia al Imperio austrohúngaro.

Esta dimensión implica también una diversidad religiosa, a pesar de la predominancia del catolicismo romano (65 %). Eslovaquia es en particular un alto lugar del judaísmo en Europa central, sobre todo de la rama ortodoxa: la primera sinagoga del país, la de Bratislava, data del siglo XIV. El Papa debe reunirse con miembros de esta comunidad el 13 de septiembre, con la asociación Bethléem.

Las diferentes familias cristianas también están representadas: además de la Iglesia latina romana, en el este del país encontramos muchos miembros de la Iglesia grecocatólica eslovaca, vinculada a Roma y que forma una eparquía de rito bizantino-eslavo. El 14 de septiembre, el Papa se dirigirá a Prešov para celebrar una misa en este rito heredado de san Juan Crisóstomo.

Las raíces de una presencia ortodoxa en Eslovaquia se remontan a la evangelización de la región por san Metodio en persona. Varias corrientes de la ortodoxia, influidas por Serbia, Ucrania y Hungría, cohabitan en un mismo país.

Finalmente, se observa una importante presencia protestante que data de poco tiempo después de la reforma y que fue importada por la población germanófona. Eslovaquia, que fue territorio de confrontación con la Iglesia católica durante el Renacimiento, ve en la actualidad cohabitar pacíficamente a calvinistas y luteranos con sus antiguos enemigos.

El Papa se mostrará, sin ninguna duda, sensible a esta diversidad étnica, tanto más cuanto que está geográficamente dividida entre el oeste y el este del país, haciendo de Eslovaquia un país pivote entre Occidente y Oriente. En esta tierra de martirios y persecuciones, cabe destacar la tradición católica de los “confesores heroicos”, así como el valor de la “hospitalidad”, como anunció el Papa durante el último Ángelus en Roma.

5UN ENCUENTRO IMPORTANTE CON EL PUEBLO ‘ROM’

Una de las últimas citas del papa Francisco en tierra eslovaca será la visita al barrio de Lunik IX en Kosiče. Se trata de una de las comunidades más grandes de etnia rom en Europa central y donde el nivel de vida es particularmente bajo. Contrariamente a algunos gitanos de Europa occidental, los de Eslovaquia son sedentarios y están presentes en la totalidad del país.

Se trata de una realidad antigua: ya la emperatriz María Teresa puso en marcha programas de asimilación en el siglo XVII. Estas aldeas rom han perdurado y su población está representada hoy día por alcaldes y diputados en el Parlamento eslovaco. Sin embargo, la integración de esta minoría está lejos de ser una realidad en Eslovaquia, como es el caso también en el resto de Europa.

No será la primera vez que el Pontífice argentino se reúne con el pueblo gitano. En 2019, durante su viaje a Rumanía, se dirigió a Blaj para disculparse ante la población local por el peso de las “discriminaciones, las segregaciones y los malos tratos” sufridos durante siglos por los rom. El Papa lanzó una vez más un llamamiento a la acogida y vituperó la indiferencia ante la miseria que azota a este pueblo.

También animó a los gitanos a “construir” un mundo más humano y subrayó la importancia de la fraternidad entre los pueblos. En Kosiče, podemos esperar que el papa Francisco retome esta lucha.


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