Miércoles, 7 Septiembre, 2016
Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo a darnos sabiduría, inteligencia para descubrir en la Palabra del Señor lo que Él quiere decirnos, danos santo espíritu de Dios la suficiente valentía para hacer su Evangelio vida. Amen.
Espíritu Santo: Ilumínanos y santifícanos.
Del Evangelio según Lucas 6,20-26
Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
Palara del Señor: Gloria a ti Señor Jesús
Reflexión
Hoy el Evangelio nos trae cuatro bienaventuranzas y es necesario que las reflexionemos con juicio y con espíritu de verdad, pues en ellas hay una fuente de tanta riqueza espiritual que al acercarnos a su práctica podremos también acercarnos al ideal de discípulo que el Señor siempre quiso. Dichosos los que sean pobres, pero no de pobreza material que es producto de la injusticia social, sino la pobreza que nos da el ser hombres de silencio, contemplación, eucaristía y acción, una pobreza de si mismos que hace posible el odiarnos tal cual lo dice el Señor Cf.( Lc 14,26) nos lleva al desprendimiento de lo que no es relevante para la vida, una pobreza que nos permite ver con claridad el daño que hace el tener, el poder y el placer. (Lc 4, 3-12). Esta pobreza es ahora.
La segunda bienaventuranza también es en tiempo presente, ¿a cuántos de nosotros nos hace falta hambre de justicia, de amor, de misericordia para llenar el vacío que ha dejado la indiferencia, el miedo, hoy es necesario muchos hambrientos de verdad, de vida, de perdón, pues el Reino de Dios no está lejos, ni por allá en las nubes, está aquí presente, junto a nosotros, el Reino está aquí porque Cristo el Rey también está con nosotros, se hace evidente en los que nos necesitan.
Muchos hemos llorado, pero pocos por los otros, por los hermanos que lloran y sufren, un llanto que nos aproxima a ser samaritanos, un llanto que nos produce misericordia por el caído, por el herido, un llanto como el que lloró el Señor Jesús frente a Marta por Lázaro, o al ver la ciudad de Jerusalén, (Jn 11,35 - Lc 19,41) un llanto que nos saca de la indiferencia y nos hace humanos esos ganarán esta bienaventuranza. (LG1).
Ser odiados por procurar el Reino de Dios, debe ser un bien tan grande que a muchos les tocó experimentar el primero Juan el Bautista luego Esteban ( Στέφανος (stéfanos ), 'victorioso' pues seremos mártires cuando por defender el nombre de Jesús nos maltraten y ejerzan violencia sobre nosotros, pues para llegar a ese estado de vida es necesario odiarse, no con el odio que conoce el mundo sino el del desprendimiento o el amarse menos ( «misein», amar menos) (Lc 14,26)
Sólo cuando haga lo dicho podrá como Jesús descansar mi alma en el Señor (Jn 19, 30), mientras tanto tengo que seguir luchando.
Para no ser maldecido por ser rico, por ser comilón, por reír y por vanagloriarme; pues ¿qué soy? un soplo, barro, nada.
Gracias Señor por tanto amor, pues no hay en el mundo fuente inagotable, fuente tan grande y tan pequeña en la que me puedo sumergir y de la que puedo beber confiado. Gracias mi gran amor porque en la dulzura del sufrimiento me haces fuerte para seguir amándote y amar.
Con Amor hno. Javier Corall
Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo a darnos sabiduría, inteligencia para descubrir en la Palabra del Señor lo que Él quiere decirnos, danos santo espíritu de Dios la suficiente valentía para hacer su Evangelio vida. Amen.
Espíritu Santo: Ilumínanos y santifícanos.
Del Evangelio según Lucas 6,20-26
Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
Palara del Señor: Gloria a ti Señor Jesús
Reflexión
Hoy el Evangelio nos trae cuatro bienaventuranzas y es necesario que las reflexionemos con juicio y con espíritu de verdad, pues en ellas hay una fuente de tanta riqueza espiritual que al acercarnos a su práctica podremos también acercarnos al ideal de discípulo que el Señor siempre quiso. Dichosos los que sean pobres, pero no de pobreza material que es producto de la injusticia social, sino la pobreza que nos da el ser hombres de silencio, contemplación, eucaristía y acción, una pobreza de si mismos que hace posible el odiarnos tal cual lo dice el Señor Cf.( Lc 14,26) nos lleva al desprendimiento de lo que no es relevante para la vida, una pobreza que nos permite ver con claridad el daño que hace el tener, el poder y el placer. (Lc 4, 3-12). Esta pobreza es ahora.
La segunda bienaventuranza también es en tiempo presente, ¿a cuántos de nosotros nos hace falta hambre de justicia, de amor, de misericordia para llenar el vacío que ha dejado la indiferencia, el miedo, hoy es necesario muchos hambrientos de verdad, de vida, de perdón, pues el Reino de Dios no está lejos, ni por allá en las nubes, está aquí presente, junto a nosotros, el Reino está aquí porque Cristo el Rey también está con nosotros, se hace evidente en los que nos necesitan.
Muchos hemos llorado, pero pocos por los otros, por los hermanos que lloran y sufren, un llanto que nos aproxima a ser samaritanos, un llanto que nos produce misericordia por el caído, por el herido, un llanto como el que lloró el Señor Jesús frente a Marta por Lázaro, o al ver la ciudad de Jerusalén, (Jn 11,35 - Lc 19,41) un llanto que nos saca de la indiferencia y nos hace humanos esos ganarán esta bienaventuranza. (LG1).
Ser odiados por procurar el Reino de Dios, debe ser un bien tan grande que a muchos les tocó experimentar el primero Juan el Bautista luego Esteban ( Στέφανος (stéfanos ), 'victorioso' pues seremos mártires cuando por defender el nombre de Jesús nos maltraten y ejerzan violencia sobre nosotros, pues para llegar a ese estado de vida es necesario odiarse, no con el odio que conoce el mundo sino el del desprendimiento o el amarse menos ( «misein», amar menos) (Lc 14,26)
Sólo cuando haga lo dicho podrá como Jesús descansar mi alma en el Señor (Jn 19, 30), mientras tanto tengo que seguir luchando.
Para no ser maldecido por ser rico, por ser comilón, por reír y por vanagloriarme; pues ¿qué soy? un soplo, barro, nada.
Gracias Señor por tanto amor, pues no hay en el mundo fuente inagotable, fuente tan grande y tan pequeña en la que me puedo sumergir y de la que puedo beber confiado. Gracias mi gran amor porque en la dulzura del sufrimiento me haces fuerte para seguir amándote y amar.
Con Amor hno. Javier Corall
No hay comentarios.:
Publicar un comentario