Evangelio viernes 9 de septiembre de 2016
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,39-42)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo," sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»
Palabra del Señor Gloria a Ti Señor Jesús
Reflexión:
¿Jueces? Seguramente no hemos entendido que antes de juzgar a alguien, debemos ser ejemplo en lo que juzgamos. No es posible que cuando yo juzgo la vanidad, yo sea el primero en ser vanidoso, cuando juzgo la hipocresía sea yo primero en ser falso e hipócrita, cuando juzgo a mi hermano debo antes de hacerlo mirar con lupa mi vida, no sea que resultes desenmascarado en la calle. Este evangelio de hoy tiene como principal mensaje el respetar la intimidad y la vida del otro, ¿quién soy yo para juzgar a mi hermano? «En lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo» (Rom. 2:1). Aquí está el meollo del asunto, nadie nos ha nombrado jueces, y el que es juez debe ser nombrado juez, ¿Alguien te dio ese título? Pues si has respondido no; empieza a despojarte del el y si has dicho el nombre del que te hizo juez, te recuerdo que sólo es juez Dios. Dice San Santiago apóstol que “La lengua es una espada de doble filo, puede ser usada para edificar y para destruir…” (Sn 3, 1-12) y el salmo 31,13 nos exhorta a guarda la lengua del mal, y los labios de hablar engaño.
Pese a todo lo anterior, ser juez de mi hermano no es algo que vaya a ser dejado de practicar así por así, es necesario una recta conversión y un encuentro diario con el Señor para dominar el impulso de hablar y darme el título de juez, título que sólo Dios posee.
Con amor hno. Javier Corall
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