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martes, 10 de noviembre de 2015

Pornografia daña a las familias

Una de las adicciones que están destruyendo muchas familias es la pornografía a través de la Internet. El sexo on-line, el trabajo como actores y artistas porno, la prostitución son entre otras causas  las que hoy en día han llevado a muchos hombres y mujeres a ser esclavos de esta industria.
El dinero que mueve la pornografía en internes es muy elevado, por una escena se puede estar pagando hasta  $700 dólares y de ahí para arriba  dependiendo de la  fama de quienes realizan este “trabajo.
¿Qué es pornografía?

Según la enciclopedia Sopena es: «Tratado acerca de la prostitución. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas y demás descripciones de conducta sexual, en palabras, películas, videos, etc.».

¿La pornografía es o no una cuestión privada?

Hay muchas personas que desaprueban la pornografía pero que no la combaten, convencidas de que es una cuestión privada, producto de la libertad del hombre. Sin embargo, la pornografía no es una cuestión privada porque tiene importantes consecuencias sociales. El sentido común y la experiencia nos revelan que el ambiente que nos rodea influye grandemente en la formación de nuestros gustos, opiniones, creencias y acciones; ¿por qué hemos de creer que esta realidad es menos verdadera en cuanto a la pornografía?

La pornografía no es una cuestión privada porque ataca la dignidad de la persona humana y el derecho a la intimidad de las relaciones sexuales pues hace de ellas un hecho público y mercantil. Ataca el bien individual y el bien común de la sociedad, que se encuentra en gran peligro cuando la degradación sexual y la violencia son motivo de diversión.

¿Puede evitarse la pornografía?

Sí se puede evitar con educación, formación, rechazo y protesta. Una propuesta por demás sencilla es comunicarse constantemente a los teléfonos de los canales de televisión para protestar por determinados anuncios, series, programas, etc., y abstenerse de asistir a los estudios en los que la vulgaridad y el mal gusto están presentes. También pueden mandarse protestas a los periódicos por anuncios que verdaderamente rebasan la decencia o por artículos con los que no estemos de acuerdo.

¿Frenar la pornografía es atentar contra la libertad de expresión?

El Vaticano, en su documento sobre La pornografía y la violencia en los medios de comunicación recuerda que «el legítimo derecho a la libertad de expresión y de información debe ser respetado, pero también los derechos de los individuos, las familias la sociedad a la privacidad, intimidad, pública decencia y protección a los valores básicos» (SS, n. 21). En nombre de la «libertad de expresión» se ha atropellado el derecho del hombre a preservar en su hogar un ambiente de decoro y buena educación.

¿Cómo afecta la pornografía a la familia?

Excluye la procreación. Trastorna la relación de amor entre los esposos pues el sexo se convierte en un placer personal. Glorifica la frecuencia, intensidad y longevidad de los poderes sexuales. El sexo fuera del matrimonio es mucho más excitante por la alteración química y la combinación de miedo, culpa y fantasía. Promueve la infidelidad, el adulterio, la fornicación en todas sus manifestaciones, como el incesto, la masturbación, la homosexualidad, la bestialidad, el sexo en grupos, el sadomasoquismo, y el abuso de mujeres y niños.



¿Es cierto que la pornografía causa adicción?

Lo que empieza como una simple curiosidad puede llegar a ser obsesión realmente destructiva; la excitación inicial rara vez es suficiente y se va exigiendo y necesitando material cada vez más explícito y violento. La pornografía llega a ser más adictiva cuando se empieza a temprana edad, y pueden citarse cuatro pasos que la describen: 1) adicción a material que exacerba la lujuria; 2) exigencia de material más explícito y violento; 3) aceptación cada vez más fácil de material brutal, y una mayor insensibilidad, 4) impulso de actuar lo que se ve.

¿Qué otras consecuencias morales trae consigo?

Ofende porque hace público y mercantil lo que por instinto debe ser completamente privado e íntimo; abarata el sexo, y el cuerpo humano queda reducido a sus genitales y borrada la espléndida belleza plasmada por Dios. Degrada a la persona al convertirla simplemente en un ser destinado al placer sexual. Destruye lo más legítimo que tiene el ser humano: su propia estima.

¿Y físicamente hablando?

La pornografía altera la química del cuerpo: libera nuestro «almacén de drogas», como la testosterona en los hombres, la adrenalina y otras sustancias neuroquímicas; la adrenalina crea adicción, sobre todo en las personas de actividades riesgosas. La combinación de culpa, miedo y excitación sexual produce una euforia con un «nivel de despegue» cercano al éxtasis. Esta euforia impide relaciones normales: nada de amor, pues ninguna experiencia sexual normal será capaz de igualar las experiencias anteriores vistas en la pornografía porque, si se ama y confía en la persona con la que se tienen relaciones, se experimenta confianza y desaparece el riesgo, la culpa, la vergüenza y todos esos sentimientos de peligro que tanto excitan.

¿Puede recuperarse un adicto a la pornografía?

La pornografía puede causar daños irreparables en la mente, dañando el buen juicio y el control que todo ser humano debe ejercer sobre sí mismo para no ser una bestia. La pornografía promueve una fantasía destructiva y negativa que aísla de los demás, llegando a ser una adicción especialmente solitaria. Debido a que la pornografía se desempeña mejor en la imaginación, es allí donde a menudo permanece, causando muchas veces impotencia, pues es muy difícil que la pareja responda en la forma delirante que muestra una «buena» sesión pornográfica.

Fuente:

http://es.catholic.net/op/articulos/27341/cat/155/la-pornografia-en-preguntas-y-respuestas.html

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