EDITORIAL
Por Javier Coral
"La tapa" como si de asesinatos no tuviéramos suficiente en Colombis, a la Corte Constitucional se le fueron las luces al aprobar un esperpento, no por su contenido y entramado jurídico, sino porque va en contra del derecho fundamental de la vida consagrada en el artículo 11 de la Constitución y en contravia de la lay 1098 de 2006 o Código de Infancia y Adolescencia.
Aprobar el asesinato de un niño por nacer faltando 3 meses de gestación es un "Crimen que clama al cielo" ¿Cómo es posible esta aberración? ¿Nuestros magistrados no fueron más allá de la biblioteca?
¿Acaso un tema de tanta delicadeza y trascendencia no debió haber sido consultado al pueblo?
¿Entonces quedamos en manos de un grupo de hombres infalibles, decidiendo el destino de la vida en Colombia,?
Esto no se puede permitir, ya los colombianos hemos permitido de todo, por nuestro execrable silencio y nuestra maldita indiferencia. Pero que una mujer quiera asesinar a su hijo de 6 meses de gestación y el estado se lo permita, lo avale y lo consienta no tiene ninguna justificación por más que un grupo minoritario de abortistas nos quieran venir a desviar la mirada de la verdad.
Movimientos de minorias progresistas, feministas y otros tantos se han dado a la tarea de desestabilizarnos y hemos caído en sus abyectas pretensiones, como si la gestación, el embarazo, fuera una condición de quinta categoría.
Pues así lo han dejado en claro estos señores que ayer desde la Corte Constitucional nos dijeron "maten a cuanto niño menor de 6 meses 24 semanas de embarazo se les atraviese, que en Colombia no pasa nada.
"No pasa nada" la terrible sentencia que nos hemos creído porque estamos ocupados escuchando regaeton que hace apología a la violación y codificaciónde la mujer, o viendo si Amparo Grisales tiene arrugas o si James está lesionado, o si este o aquel se divorciaron o pendientes de las queratina de la Epa, ¡Por Dios!
Como vamos a ver si pasa algo importante en Colombia si lo que consumimos no es importante, es basura...
Cómo somos de frívolos los colombianos, nos gusta el "pan, vino y circo" y así somos, porque así nos hicieron, nos callan con un plato de lentejas, y nos compran con un vaso de chicha.
En dos semanas a lo sumo, nadie nadie, ni Iglesia ni próvida, ni editorialistas, ni nadie hablará del aborto aprobado ayer. Y volveremos a retomar el tema el próximo 20 de febrero de 2023.
Así somos, tan volátiles que nada nos afecta nada nos duele, y todo lo permitimos.
No se ni para qué escribí esto, tal vez porque una golondrina no hace verano, pero una espina si molesta.
De lo que si estoy seguro es que ni carteles ni editoriales, ni nada que yo diga o haga cambiará el mundo, pero dejará mi conciencia tranquila.
Defenderé la vida, aunque por hacerlo algún día la pierda. Pero Colombia debe despertar, ¿hasta cuando más de lo mismo?
Ahora apelaremos a la Objeción de Conciencia y al juramento Hipócritico, pero como de todo hay en la viña del Señor, entre los galenos también habrá muchos a quienes les valga "huevo" su juramento.
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