Editorial
Han transcurrido 100 días del asesinato de Carolina Trujillo, el olvido es la constante en Colombia, el fogonazo del primer impacto con marchas feministas, defensores de la vida, pronunciamientos y señalamientos buscando culpables es todo lo que hubo.
El furor del momento, aunado a la aún encendida coyuntura de paro nacional, hizo que el caso se tornara más en un asunto pasionalista, que en un tema de total razón y acción.
Hoy todo sigue tal cual como el primer día " se sigue investigando". Un crimen que sólo conmovió la primera semana después de ocurrido sigue en la impunidad.
Nadie habla de Carolina excepto su familia y sus hijas que tendrán largos momentos de recordarla impotentes al no tenerla.
Como todo en este país, se olvida, la prueba reina de este maldito mal es este caso. Una trabajadora de la empresa de aseo ISERVI de Ipiales, quién fue abusada sexualmente y luego asesinada mientras estaba en su turno como operaria de aseo.
Como este crimen, miles han quedado en la impunidad, por un estado con un aparato judicial débil, inoperante, y desfinanciado sin recursos suficientes para llegar al final de las investigaciones con los resultados que un pueblo indiferente nunca exigirá.
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