jueves, 24 de diciembre de 2015

Esta noche de Navidad

Hoy, los católicos celebramos la fiesta del nacimiento de Jesucristo, una fiesta que  contiene  muchos ritos durante la ceremonia litúrgica. Es una festividad  muy bella; y  el conmemorar el nacimiento del Niño Jesús no puede pasar desapercibido. 

En mi diócesis se acostumbra desde el 16 de diciembre, celebrar la misa  a las cinco de la mañana y posterior a ella rezar la novena de navidad. Hoy,  fue el último día de esta  bellísima tradición, que reúne a la familia en torno del altar y el pesebre. Pero  muchas veces queda el sinsabor de  que se pudo haber hecho más, aun cuando en las calles y en la familia sigue existiendo pobreza, violencia, odio, división, materialismo, el sinsentido mismo de la vida.  

El tiempo de Adviento concluye hoy para dar paso a la Navidad, cabe preguntar ¿hice una verdadera espera?  Pues el adviento implica esperar al que ha de venir, incluso los villancicos populares o tradicionales  en sus estribillos  rezan: ¡ ven, ven, ven,  no tardes tanto !

Cuando la espera es  consiente y deseada, cuando  el que ha de venir  de visita o a quedarse con alguien en especial, la casa (yo) debe  transformarse,  debe prepararse, limpiarse, arreglarse, incluso  remodelarse, hay que botar los cachivaches que ya no sirven,  tirar lo que se tiene guardado en el cuarto de san Alejo, dejar espacio para que el que llega,  se sienta cómodo, se sienta bien.  Sin embargo; que difícil nos es a muchos  entender la espera y aún más  desearla. Porque el que viene (Jesús) incomoda, el que viene quita espacio, el que viene desinstala.


Permitir que el que viene quite mis comodidades, mis vicios, mis aprensiones,  mi infidelidad,  mi maldad, mi violencia, mi yo,  no es tan sencillo. Es necesario  amarlo más de la cuenta para cambiar todo en mi vida,  para aceptarlo y aceptar lo que viene a hacer y a traer.

Esta noche se regalan muchas cosas, la familia  ha entendido  que la noche de navidad es noche de cena y regalos, no está mal pero más que eso,  esta noche de 24 de diciembre, el corazón debe  hacer sustituciones y reemplazos. El pecado por el bien,  la división por la unión. El rencor por el perdón. ¿Difícil? ¡si!, nada más difícil que perdonar, nada más difícil que abrazar al enemigo, nada más difícil como destruir el orgullo, pero no hay otra alternativa.  El nacimiento de Jesús esta noche  en el pesebre implica concluir la espera, implica la llegada del redentor a mi vida a  hacerlo de nuevo todo, empezar, comenzar. Luz para la oscuridad, vida para la muerte, amor para el desamor. 


Entonces  la cena  de este 24 de diciembre, la entrega de regalos ya no será entre dos o tres, sino que tendrá un ejército de invitados. Esos a quienes hoy perdoné, a esos a quienes hoy decidí amar, esos a quienes hoy son Jesús sufriente  con frío y hambre  de paz, justicia y amor.  Entonces la cena de este 24 de diciembre  concluye mi espera y mi preparación, abro las puertas  y vuelvo a decir: ¡Tanto he esperado este momento!

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