viernes, 26 de agosto de 2016

Revolucionarios de la Ternura - Vírgenes necias

Revolucionarios de la Ternura

El Evangelio de hoy (san Mateo 25,1-13) me hace recordar que de chico, muchas veces mi madre o mi padre, me felicitaron, me premiaron y me dieron bellos regalos cuando hacía las cosas bien y era obediente, diligente, sensato. También, me corrigieron porque fui desobediente, respondía y era altanero, porque no hacía tareas y no me levantaba pronto para ir a la escuela; en fin, muchas cosas que hacía mal porque creía equivocadamente que eso me hacía feliz, porque creía que estaba bien hacerlo. Sin embargo, ahí estaban ellos, papá o mamá para hacerme caer en cuenta de que eso que hacía me perjudicaba y yo necio insistía en repetir todo aquello por lo que había sido corregido. No entendía. Hoy adulto ya me doy cuenta que esas cosas por las que papá y mamá se desgastaban corrigiéndome eran para mi bien. ¿Fui necio? ¡si!

Y en mi vida espiritual, en mi vida como católico, el Evangelio me hace recordar cuantas veces soy necio, desobediente, también diligente, prudente, precavido. Cuantas veces se me corrige con amor y yo insisto en mi maldad en mi pecado, insisto en hacer mi voluntad, en dejar las cosas para mañana a sabiendas que ahora mismo puedo ser llamado a rendir cuentas. Creo que el meollo del asunto radica en la inteligencia, pues no creo que haya algún católico que prefiere condenarse, por el contrario, siempre estamos buscando la salvación.

¿Y entonces por qué insistimos en ser necios y rechazar el plan que Dios ha trazado para nosotros?

Señor, te pido me des la suficiente sensatez y prudencia para cumplir tu plan, que no sea como las vírgenes necias, yo quiero Señor participar del banquete de bodas. Amen.

Con amor Hno. Javier Coral 

Perdonaos Mutuamente

LECTURA BREVE   Ef 4, 29-32


No salga de vuestra boca palabra desedificante, sino la que sirva para la necesaria edificación, comunicando la gracia a los oyentes. Y no provoquéis más al santo Espíritu de Dios, con el cual fuisteis marcados para el día de la redención. Desterrad de entre vosotros todo exacerbamiento, animosidad, ira, pendencia, insulto y toda clase de maldad. Sed, por el contrario, bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo.

CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO



Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 25 de agosto de 2016

Estén en vela

Revolucionarios de la Ternura
Estén en vela dice el Evangelio de hoy (Mt, 24, 42-51), esta  solicitud por parte de Jesús, de Nazaret es relevante en la vida,  y de mucho significado pues de estar atentos y vigilantes depende nuestra salvación.  Seguramente hemos escuchado hablar innumerables veces de este pasaje bíblico, pero lo que me llama la atención  es la manera como asumimos  esta petición realizada por el maestro. “Estén en vela”.  La pregunta que surge es ¿estoy en vela?

En  un encuentro con algunas personas  hace tiempo hice esta pregunta ¿ Si murieras en este momento a dónde irías: cielo-infierno-purgatorio?  La respuesta fue tímida  y contundente la mayoría  asumieron  ir al infierno. Y repliqué ¿Por qué?

Hace días hice una pregunta parecida, pero esta vez indagué qué harían si tuvieran de vida 60 minutos, todos dijeron que  se pondrían a paz y salvo con quienes tengan deudas, pedirían perdón por sus actos, se despedirían de sus  seres queridos en fin;  cosas de ese tipo. Y repliqué ¿por qué?

Hermanos:  casi siempre estamos siendo invitados por el Señor a ser diferentes, a cambiar nuestro estilo de vida, no solo espiritual sino también corporal y  mental,  pero  con frecuencia  nos  dejamos vencer por  las tres   más grandes debilidades que tiene el hombre  y en las que sucumbimos continuamente: tener, poder y placer.

¿Qué nos detiene a cambiar, ser mejores y estar en vela? Yo creo que es una sola cosa mi YO, mi ego,  ese  yo interior que se ha llenado de soberbia, avaricia y vanidad  y que  depone todo lo bueno y verdadero por todo lo  superfluo y mentiroso.

Hoy estamos llamados a superar el yo egoísta y asumir  con valentía el reto del amor, sólo el que ama está atento, pendiente, en espera. 

Con amor,  Hno.  Javier Coral. 

Javier Coral García


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